Con la mente despierta y la pluma en mi mano
parecen llamarme los versos
para acabar con el silencio que muerde mi boca
y esa resequedad de mi garganta.
En el manantial de mi recuerdo latente
con esencia a canela morena
acostada sobre la muerte de mi propia monotonía
rendida ahora ante tu vientre de poesía.
Encendiendo la noche de la luna impaciente
desgarrando la soledad que envenena mi sombra
consumida por la fiebre efervescente de tu cuerpo
que me hace delirar recuerdos atados al pasado.